archivo

Archivos Mensuales: noviembre 2013

«There is a place in the heart that
will never be filled
a space

and even during the
best moments
and
the greatest
times

we will know it
we will know it
more than
ever

there is a place in the heart that
will never be filled

and
we will wait
and
wait

in that
space.»

-Charles Bukowski, «No place for that»-

«Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.»

-Jorge Luis Borges, «Instantes»-

Viajamos por otros lares.

Hacemos transbordos.

Emigramos e inmigramos.

De nuestra cama a otras.

De estar envueltos en unos brazos a estar solos.

Emigramos tanto que se nos olvida de dónde venimos. Se nos olvida qué corriente nos lleva. Nos distraemos por el camino. Nos distraemos mientras esperamos el color verde de los semáforos. Nos distraen en aduanas. Nos distraemos por unos escaparates que, a veces, resultan demasiado coloridos, demasiado cargados, pero siempre con la iluminación perfecta. Y paramos, embobados, en medio de la acera, boquiabiertos.

Sitios. Lugares.

Compramos billetes. Para hacerlo «legal». Pagamos esa búsqueda de cualquier cosa que estemos buscando. ¿Por qué nos equivocamos de tal manera que empleamos fondos físicos para algo que tenemos dentro? ¿Por qué buscamos en el «topos» aristotélico algo que obviamente está donde nosotros estemos?

Y nos equivocamos. Una y otra vez.